Social dapps: cómo son las redes sociales de la web3
Las plataformas sociales descentralizadas son una tendencia que permite que los usuarios moneticen sus contenidos y sepan qué pasa con sus datos.
La manipulación del contenido, la venta de datos personales, las dificultades para monetizar contenido o las decisiones que no toman en cuenta a las comunidades son algunos problemas que están teniendo las plataformas sociales de la web 2.0, que además están altamente concentradas. Solo un puñado de empresas (Meta, Google, Twitter y TikTok) manejan la mayor parte del tráfico, el contenido y los usuarios en estos espacios que se volvieron fundamentales para la vida social y digital actual.
Como en tantos otros campos, la tecnología blockchain y la llamada web3 ofrecen una alternativa, con plataformas y redes sociales que funcionan como dapps, de forma descentralizada, con condiciones de uso y protección de datos muy claras, sin publicidades invasivas y en muchos casos con modelos tokenizados de estímulo que aseguran un modo de monetizar el contenido creado, directamente en la misma dapp.
El avance de blockchain y el escalado de las redes que usan este modelo permitió que en los últimos años se desarrollen redes sociales descentralizadas que se ofrecen como espacios de interacción digital sin intermediarios. Esto permite poner el foco más en la privacidad de sus usuarios y el sentimiento de su comunidad que en el modelo publicitario.
Una de las consecuencias de la manipulación que sufre la opinión pública hace varios años, a partir de cuentas bots, trolls digitales y fake news, es que la experiencia de uso en este tipo de redes y plataformas se volvió restrictiva. Y al mismo tiempo parece depender cada vez más de pautas publicitarias, algoritmos arbitrarios y el personalismo de sus CEO.
En el ideal de las dapps sociales de la web3, el contenido es de quien lo crea, y el protocolo o núcleo de desarrollo solo se encarga de sostener el funcionamiento y crear nuevas funcionalidades, sin intervenir en el contenido. Y muchas decisiones se toman de forma colectiva, mediante un sistema de gobernanza con tokens.
Las entidades centralizadas que manejan las redes sociales de la web 2.0 venden espacio publicitario cada vez menos distinguible del contenido original creado por usuarios, y lo hacen debiendo sectorizar su base de datos y procesar información privada. Es decir que generan ingresos por el control y acopio de datos personales de sus usuarios y clientes, que no reciben nada de estos ingresos. O, en el mejor caso, solo una porción insignificante por reproducciones.
Con su estructura descentralizada, las social dapps prometen eliminar la necesidad de sostener todo el circuito de vender publicidad para financiar una empresa que paga y cuida unos servidores donde está el contenido. En su lugar, funcionan distribuidas en nodos y entre su red de usuarios, que aportan a ellas voluntariamente o a cambio de un estímulo.
Para favorecer su adopción, las social dapps desarrollaron sistemas tokenizados de estímulos que permiten monetizar el contenido. Es parte de una filosofía blockchain que va de los videojuegos NFT o play-to-earn al ecosistema DeFi: sea con esfuerzo, creatividad, tiempo o fondos, son quienes usan las herramientas online quienes generan el valor.
En estas social dapps hay, por lo general, tres vías de generar ingresos. Aunque no todas están presentes en cada servicio.
La web3 está llena de plataformas sociales con sistemas tokenizados, pero no quiere decir que sean dapps. Para realmente ser descentralizadas y distribuidas, estas redes deben funcionar sin control central sobre una red operada en nodos particulares. Aún así necesitan un equipo de desarrollo que implemente las mejoras y resuelva los problemas estructurales. Para el resto de asuntos, las dapps se manejan con deliberación colectiva, mediante la tenencia de un token de gobernanza, y en algunos casos hasta por medio de una DAO.
En los sistemas descentralizados de gobernanza las mejoras o soluciones se proponen, se debaten y se definen en votaciones donde toman parte quienes poseen tokens de la red. De algún modo, aportar contenido y recibir como recompensa el token de una dapp representa haber ganado el derecho a voto como reconocimiento por haberle aportado valor.