Desde mediados de julio, el precio de Ether (ETH) se encuentra por encima de los USD 3.000, una resistencia que la segunda criptomoneda del mercado no rompía desde el 31 de enero de 2025. Como suele ocurrir en mercados alcistas, ese hito condujo a una subida mayor, que lo depositó en la franja de los USD 3.700.
El logro de Ethereum se explica por varios motivos, como el “bull market” general del mercado y las fuertes inversiones de actores institucionales como BlackRock, Grayscale y Fidelity.
Sin embargo, a la par de esa tendencia se da algo, a priori, negativo para la descentralización y seguridad de la red. Que no cunda el pánico: de no mediar nada excepcional, es una oportunidad para que la red muestra confiabilidad y robustez.
El staking de Ethereum “pierde soldados”
A pesar del buen momento de ETH en el mercado, la red está atravesando un fenómeno particular: un número récord de validadores está solicitando salir del staking. La función de los validadores en Ethereum es crear nuevos bloques y validar las transacciones en ellos. Para poder sumarse, deben depositar ETH en un contrato inteligente a modo de garantía.

En los últimos días de julio, 729.000 validadores solicitaron su salida del staking. Es un número sin precedentes desde que la red opera bajo el mecanismo Proof of Stake (septiembre de 2022). Para evitar colapsos operativos, el retiro de ETH en staking no es inmediato, sino que tiene una demora actual de 9 días, en promedio.
Como analizamos el mes pasado, la actualización Pectra de Ethereum elevó el límite máximo de ETH que cada validador puede depositar; pasó de 32 ETH a 2.048 ETH. El cambio mejora la eficiencia del staking y reduce el número de validadores necesarios, ya que se podrán concentrar mayores cantidades de ETH por nodo. A la vez, se promueve una reducción de stock al alentar que más ETH salgan del mercado.
Esta reducción en la cantidad de nodos puede explicar la salida masiva que vemos por estos días. La respuesta la veremos en las próximas semanas, dependiendo si la cantidad de ETH en staking se mantiene por encima del nivel actual, 35 millones de ETH.
Otro punto que puede haber motivado el éxodo es el económico. Al igual que a comienzos de 2024, se observa una correlación entre la suba del precio de ETH y el aumento de solicitudes de retiro. Es probable que muchos validadores estén buscando capitalizar sus ganancias en dólares, sobre todo aquellos que hicieron staking desde hace uno o dos años, cuando ETH cotizaba muy por debajo del precio actual.
¿Es malo que Ethereum pierda validadores?
En condiciones normales, es negativo que una red de criptomonedas tenga menos validadores. Ahora bien, el caso de Ethereum está lejos de ser grave.
Primero, debemos saber que también hay una cola para ingresar al staking, que cuenta con 240.000 postulantes (y en mayo llegaron a ser 400.000). La circunstancia actual deja un saldo negativo de 500.000 validadores, un 45% de los 1.092.900 validadores actuales.
Si la salida se concreta en torno a esas cifras, los validadores que queden cobrarán más recompensas por su colaboración en la validación de bloques. Esa ganancia mayor sería un incentivo para que otros validadores se sumen.
Por lo tanto, es probable que esta dinámica se autorregule y se vuelva a equilibrar la oferta y la demanda de staking. Mientras tanto, la red sigue ampliamente por encima del mínimo necesario para operar con seguridad.
El PoS de Ethereum da señales de estabilidad
En un año en el que se ha discutido la conveniencia y sostenibilidad del protocolo de Ethereum —incluso por parte de sus desarrolladores más importantes—, la red transita cambios que la ponen a prueba.
Ethereum, de momento, está dando señales de madurez: se prueba como una red que puede enfrentar flujos de entrada y salida sin comprometer su estabilidad, en la cual se apoyan miles de protocolos y aplicaciones descentralizadas.
A eso le podemos sumar el contexto favorable que aporta la apreciación de ETH en el mercado, respaldado por dinero institucional. En el debe queda una mayor actividad en la red, que impulsaría la quema de comisiones y el anhelo deflacionario de los desarrolladores de la criptomoneda.
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