Uno de los grandes temas del ecosistema cripto es cómo ampliar los casos de uso de Bitcoin. Y es algo que genera polémica: mientras hay quienes buscan reducir el uso de la red sólo a la transferencia de valor, es inevitable que desarrolladores, artistas y entusiastas intenten generar nuevas posibilidades en la más grande de las redes blockchain.
En ese camino, recientemente se popularizaron los Ordinals, llamados rápidamente "los NFT de Bitcoin". Pero si bien comparten algunas características o utilidades con los tokens no fungibles de Ethereum y otras redes basadas en smart contracts, los Ordinals de Bitcoin tienen particularidades que los vuelven muy especiales.
Qué son los Ordinals
Ordinals es en rigor la designación de un protocolo cripto que permite identificar cada porción de bitcoin, mediante un sistema que le asigna un número de orden (un ordinal) a cada satoshi, según han sido o van siendo minados. Eso vuelve posible hacer seguimiento de cada satoshi y realizar transacciones utilizando satoshis puntuales.
Sumando eso a las posibilidades que ofrecen algunas actualizaciones de Bitcoin en los últimos años, hoy es posible usar esas porciones de bitcoin para alojar contenido, a la manera de los NFT. Por eso, terminó siendo inevitable que se explique a los Ordinals como "los NFTs de Bitcoin", aunque sean bien distintos.
En resumen, esta pequeña funcionalidad permite la aparición de coleccionables y objetos intercambiables de distintos tipos en la blockchain de Bitcoin, comúnmente usada para la transferencia de valor mediante su criptomoneda fungible. Ahora, la teoría de ordinales junto a actualizaciones recientes de Bitcoin permiten asignar identidad y trazabilidad a determinado satoshi, permitiendo que sea seguido o negociado individualmente.
Inscripciones de Ordinals
Los Ordinals no son imágenes ni audios o videos que "se cargan" a la red o a una wallet de Bitcoin. Ingresan a la red "anotados", escritos en hexadecimal, en un apartado de "testigo" de la transacción, similar quizás al de observaciones de una transferencia tradicional por homebanking o por app de pagos. Es un campo para completar, y los usuarios se fueron poniendo creativos con cómo completarlo. Al realizar una transacción con un contenido extra en el testigo, se dice que se hizo una "inscripción" de un Ordinal.
Por cierto, este campo testigo no existía en la red de Bitcoin hasta hace unos años, cuando las actualizaciones Segwit, en 2017, y Taproot, en 2021, desdoblaron el apartado testigo para agregar información (o contenido) extra a las transacciones, y ampliaron de 1 a 4 MB el tamaño de bloque de Bitcoin, la unidad de almacenamiento mínima de la red.
Cómo funcionan los Ordinals
Los Ordinals se basan en el protocolo del mismo nombre y en las actualizaciones Segwit y Taproot. Ese marco permite identificar y trazar una porción específica de un bitcoin, y además inscribir en ellas un contenido extra de imagen, video o audio, aunque en formato de data hexadecimal.
A esos contenidos se los define como "artefactos digitales" y se los llama Ordinals. Pero aunque en este caso de uso son similares a los NFT, no son tokens en sí mismos sino que se inscriben como parte de los datos de una transacción y quedan adosados en específico a un satoshi, los "centavos" en los que se divide un BTC. O sea, usan a los satoshis de vehículo, de soporte, y eso es posible porque el protocolo de Ordinals permite asignarles un número de identificación a cada satoshi.
Por qué son distintos a los NFT
Esto implica una diferencia clave con los NFT que son, como su nombre indica, tokens no fungibles. Es decir, ni intercambiables ni correspondientes uno con otro. Por oposición, las criptomonedas son fungibles: cualquier bitcoin vale lo mismo que otro y sirve para lo mismo.
El procotolo de Ordinals permitiría identificar y asignar un "nombre" a cada uno de los 100 millones de satoshis que entran en cada bitcoin. Eso le aplica trazabilidad a cada satoshi, y por lo tanto a cualquier contenido extra inscripto en el testigo de ese satoshi. De alguna manera, la conjunción de Ordinals, Segwit y Taproot termina asignándole algunas funcionalidades típicas de los tokens no fungibles a una parte de una criptomoneda.
Los Ordinals van directo a la blockchain
La mayoría de los NFT se crean a partir de interacciones con smart contracts que no implican necesariamente incorporar el contenido del NFT a una blockchain (esto es una confusión habitual): el NFT es un registro blockchain de propiedad sobre un activo digital o una representación de un activo físico, pero muchas veces esos activos o contenidos están guardados fuera de la blockchain, en sistemas de almacenamiento descentralizado IPFS.
En el caso de los Ordinals, el contenido extra se vuelve parte de la blockchain, como parte de la información acuñada en las transacciones que se anotan en los bloques de la cadena. En ese sentido, son nativos de Bitcoin, funcionan sin necesitar cambiar el protocolo base de Bitcoin, no requieren soluciones de capa 2 y son retrocompatibles: se les puede inscribir contenido en Ordinals a satoshis previamente minados mediante una nueva transacción.
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